Soy Edi Sanna, escultoras, nacida en Milán, en 1966.

Con una raíz en figurado y una inclinación al abstracto; con la atención a la sección áurea y al ritmo y la necesidad de el instintivo; con el placer al signo y al detalle y la conciencia del inmenso universo.

Descubrí por primera vez, la esencia del arte, a Sèdilo, donde he vivido, en el interior de Cerdeña. Tenía tres años cuando observé a Pascual Piras, pintor desconocido, pero con una gran pasión para el arte.
En 1984, terminada la escuela secundaria artística, tuve que buscar un trabajo, alejándome parcialmente del arte. En esos años, una de mis ocupaciones económicas de mayor relevo fue la colaboración con el estudio de arquitectura B.B.P.R. de Milán. Realizaba grandes pinturas que representaban, en la fase de planeamiento edificios en su alrededores.

En 1998 me inscribí a la Academia de Bellas Artes de Brera en Milán. He llevado el grado principal en escultura a la escuela del Maestro Paolo Gallerani con la tesis “En el límite. Filosofía y escultura; dos puntos de vista a la comparación del el concepto del límite”.
Durante un viaje a Delfi, en 2000, he encontrado una planta, el Medicago Orbicularis o Alfalfa. Su pequeño fruto, de doble espiral, se convierte en mi obsesión. Entonces, en la fase de búsqueda para la tesis tuve la suerte de conocer “la Teoría de las Mónadas” de G.W. Leibniz. Así el pequeño fruto se convirtió para mí en la representación perfecta de la Mónada. Ese fruto es la Mónada. Y a esto yo dediqué mi mayor trabajo: una instalación en  continua evolución.

He vivido cuatro años en Barcelona. Voy viajando mucho en Italia y al extranjero, participando a exposiciones colectivas y personales y a simposios de obras en madera y piedra. Los simposyum me agradan, para el trabajo en sí mismo y por su atmósfera: es un momento feliz de encuentro e intercambio cultural entre escultoras/es.

Mis medios de expresión en escultura son: arcilla, piedra, madera, barro cocido, tiza, retrato, bajo-relieve, alto-relieve, erme, la Instalación, la escultura monumental, la Land-art y obras en trabajo colectivo. En pintura: el retrato, el paisaje, el abstracto; en lienzo, juta, madera y cartón, con técnicas tradicionales, como dibujo a lápiz, carboncillo, la pintura al aceite, acuarela, pigmentos y técnicas inventada por mi misma, entre las cuales el zumo de fresa, la cera natural y el betún.

Mi dedicación para lo hecho a mano no quita mi interés para el multimedial y tomo cuidado, sin ambición y con irregularidad, a la fotografía digital y al montaje de video, entre lo cuales Uroboros, presente en el sitio.